viernes, 26 de mayo de 2017

CISNE NEGRO




 

La expresión cisne negro tiene una bonita historia detrás. Cuentan que los europeos creían que sólo existían los cisnes blancos. Y no fue hasta que llegaron a Australia en el siglo XVII cuando se dieron cuenta de que existían ejemplares con las plumas negras. Lógicamente, se consideraba un hecho altamente improbable, pero sucedió.

 En 2008, el matemático Nassim Nicholas Taleb desarrolló una teoría llamada de los ‘cisnes negros’ en su libro “El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable”, en el que explica cómo acontecimientos altamente improbables para los expertos en los mercados pueden tener lugar y ocasionar consecuencias devastadoras para las bolsas. Dicho de otra manera, los inversores no están preparados para protegerse de situaciones poco relevantes (subestimadas) e inesperadas, por lo que cuando éstas ocurren, sus efectos son mucho mayores.

 Ejemplos de lo que se considera como ‘cisnes negros’ fueron el ataque a las torres gemelas, la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull o, en cierta medida, el reciente desplome de la automovilística alemana Volkswagen por mentir en los datos de emisiones de sus vehículos.

 Algunas firmas de asesoramiento financiero incluyen ‘cisnes negros’ en sus previsiones para el año siguiente para demostrar que hasta las situaciones más inverosímiles son posibles y que, en función de las percepciones de cada inversor, hay que cubrirse ante ellas.

 Por ejemplo, para 2015 un banco danés propuso estos diez cisnes negros: el crash del mercado inmobiliario británico, que la inflación en Japón alcanzara el 5%, la devaluación del yuan chino un 20%, que Weidmann sustituyera a Draghi como presidente del Banco Central Europeo, un nuevo default en Rusia, un ciberataque exitoso a Amazon, la erupción del volcán Bardarbunga en verano, máximos en el precio del cacao junto a un repunte del ébola en los países productores africanos, que el Reino Unido abandonase la Unión Europea en 2017 tras la victoria en las urnas del UKIP o la venta masiva de activos de alta rentabilidad corporativa europea (high yield).

 Ni que decir tiene que ninguno de estos cisnes negros se produjo. Sin embargo, para 2016 ya hay una nueva lista de posibles cisnes negros, en este caso desde el departamento de análisis de un banco francés: el Reino Unido abandona la Unión Europea (curioso que se repita de nuevo inesperadamente el mismo suceso improbable), un aterrizaje brusco de la economía china (debería crecer al 6% en 2016), que los ahorradores estadounidenses ahorren más de lo que se ha previsto, que la Reserva Federal estadounidense suba los tipos de interés oficiales más tarde de lo que sería adecuado o una nueva recesión global.

 Pero como no todo lo improbable ha de ser forzosamente negativo (que existieran cisnes negros fue algo realmente positivo) también prevén que se den sorpresas al alza en los mercados a través de: unas cifras de inversión y comercio mucho más altas de las estimadas, un mayor acomodo fiscal o una reforma económica rápida.

 Un riesgo adicional que apuntan en el banco francés es la caída en una espiral deflacionaria de la economía global, algo que ya recogen algunos expertos en las fuertes caídas que han sufrido las materias primas a lo largo de 2015.

 Y para explicar lo que podría ser un cisne negro español, podemos apuntar un mayor tensionamiento independentista en Cataluña, la victoria en las urnas de los partidos antisistema o la caída sorpresa de otra gran entidad financiera. (publicado por BBVA en 2015)

Contenido curado por Isabel Asolo (Community Manager) HERAS ABOGADOS BILBAO S.L.P.

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