Investigadores
británicos han desarrollado un software capaz de replicar la escritura humana.
Este invento, según los expertos, podría servir para crear documentos falsos y
poner en jaque a los tribunales.
Investigadores
del University College London han desarrollado un programa de ordenador capaz
de imitar perfectamente el estilo ortográfico del ser humano. Este invento, que
nace con un objetivo totalmente lícito, podría ser empleado igualmente por
delincuentes con la finalidad de falsificar documentos. Esto supone que jueces
y abogados podrían, dentro de poco, enfrentarse a copias perfectas, generadas a
través de un sistema informático, de documentos manuscritos.
"El
software en sí es simplemente un avance tecnológico más. Sin embargo, si
combinamos este programa informático con un sistema de impresión en tres
dimensiones armado de un bolígrafo, podría convertirse en una herramienta
perfecta para realizar falsificaciones. La firma manuscrita era el último nivel
de credibilidad en un documento, pero parece que ésta también podría ponerse en
duda.
Este problema
generado por las nuevas tecnologías, sólo existe una solución: siempre que
exista una duda sobre la veracidad de una prueba, impugnarla y pedir un estudio
pericial que certifique la autoría original de una firma o un documento
manuscrito.
"La
combinación de estas dos tecnologías ya puede generar replicas perfectas y es
posible manipular escritos. Sin embargo, el delincuente que busque generar
estas falsificaciones, siempre tendrá que contar con un escrito original, una
matriz que haya estudiado el sistema informático para crear la imitación. La
labor de un perito caligráfico es investigar cada uno de los documentos,
encontrar el primero y así poder hacer una comparación fijándose en parámetros
esenciales como la morfología o grafología -presión, velocidad, inclinación- de
la letra o la firma", apunta José Guillermo Pastor, presidente de la
Asociación Nacional de Grafólogos, Peritos Calígrafos y Documentólogos
(Grapeca).
Ambos
expertos identifican los peligros evidentes que pueden generar este tipo de
tecnologías y alertan de que los abogados deberán ser cada vez más cautos a la
hora de aceptar documentos con firmas o textos manuscritos en una causa
jurídica.
Testigos
"Si,
aunque se realice una investigación pericial precisa, no es posible certificar
la veracidad del escrito y comparar éstas con un documento original, la única
solución que le quedará a un abogado será recurrir a posibles testigos. En caso
de acuerdos o contratos firmados ante notario, por ejemplo, éste último podría
convertirse en un declarante esencial para comprobar la veracidad del documento
puesto en cuestión, ya que no sólo debe de certificar que existe un acuerdo
entre las partes y ambas entienden el contenido del contrato, sino que también
debe de verificar cada una de las firmas estampadas en él",
A pesar de lo
expuesto, aunque la tecnología permita realizar este tipo de réplicas, ningún
software puede, todavía, crear un patrón nuevo basándose en la escritura, lo
que provoca que siempre existirá la posibilidad de desvelar el engaño.
"Estos
programas basan su copia en ejemplos escritos, pero nuestra letra cambia
constantemente y por mucho que saque parámetros idénticos de una firma
realizada 10 veces seguidas, nunca podrá generar una que pueda pasar por
original. El algoritmo utilizado terminará realizando una copia de alguna de
ellas". "Si dos firmas son iguales, es que una de ellas es falsa.
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