Scoring, el programa que aprueba tu crédito
Más de uno habrá oído la expresión pasar el
scoring en referencia al préstamo que ha solicitado. Pero, ¿qué es eso del
scoring? para ir abriendo vuestro apetito, digamos para los aficionados a la
ciencia ficción que el scoring viene a ser un pariente lejano de Hal 9000 que
se dedica a aprobar créditos.
Cuando acabes de leer este post sabrás que es
un scoring, que información necesita y cómo funciona, lo que sin duda te
resultará de utilidad a la hora de tramitar tus solicitudes de financiación. De
hecho, te permitirá saber los criterios que se usan a la hora de aprobar
riesgos en tu entidad financiera y hablar un lenguaje muy similar a los mismos.
¿Qué es un scoring?
Generalizando, y en el contexto empleado,
podemos decir que un scoring es un sistema automático de ayuda a la toma de
decisiones crediticias. O dicho de un modo más sencillo aún, un programa
informático que, partiendo de una información dada, recomendará la aprobación o
no de una operación de financiación. En definitiva, es una analista de riesgos
con corazón de silicio, una suerte de sistema de inteligencia artificial que
busca, en la medida de lo posible, eliminar el sesgo humano y homogeneizar las
respuestas a las solicitudes de crédito.
En algunas entidades los scoring son meramente
informativos, y sirven de prueba de contraste con respecto a la decisión
humana. En otras pueden condicionar dicha decisión en determinados casos, y en
muchas otras el scoring es decisivo, salvo intervención de un superior con
atribuciones al gestor que alimenta el scoring.
Insistimos en que lo que se busca con el
scoring es estandarizar respuestas, asegurarse de que se cumple fielmente con
los protocolos y principios de riesgos, procesar amplios volúmenes de crédito
de un modo ágil, facilitando la respuesta instantánea o cuasinstantánea una vez
se suministran todos los datos.
Se suele afirmar que un buen scoring mejora
las tasas de morosidad frente a las decisiones humanas. De hecho, la normativa
contable premia aquellos riesgos concedidos bajo este modelo frente al
tradicional del analista o el comité.
¿Qué información procesa un scoring?
Un scoring procesa aquella información para la
cual haya sido programado. En lineas generales, es la misma información que
usaría un buena analista de riesgos, ya que ellos son los que marcan las lineas
a los programadores al respecto. Podemos distinguir dos grandes bloques de
información, aquella que no precisa la aportación de documentación por parte
del cliente, y aquella que es necesaria que éste aporte a la hora de tramitar
la operación:
En el primer bloque, en la información interna
de la entidad tendremos, por ejemplo, la siguiente:
Datos personales del cliente que figuran en el
sistema: edad, profesión, domicilio, vinculaciones con otros clientes, etc….
Vinculaciones financieras con los clientes:
saldos, puntuales y medios, tipos de productos contratados (plazos, fondos,
planes de pensiones, etc…), nominas o ingresos domiciliados, etc.
Historial crediticio interno: prestamos en
vigor y cancelados, desenvolvimiento de los mismos (cancelaciones anticipadas,
retrasos, finalidades, etc…).
Declaraciones de bienes de prestamos
anteriores.
Información de ficheros externos: listas de
morosos, cirbe, etc…
Hay mucha más información, pero esta nos puede
dar una idea de aquello que nutre al scoring sin ser nosotros necesariamente
conscientes. Además de dicha información, está toda aquella que nos solicitaran
bien para complementar o contrastar esta otra:
Ingresos de los intervinientes en la
operación.
Acreditación documental del correcto
cumplimiento de nuestros préstamos con terceros.
Justificación de la finalidad (facturas,
contratos de compraventa o señales, etc…).
Información patrimonial sobre los bienes y
derechos de titulares y avalistas.
Documentación registral y tasación de bienes a
hipotecar si procede…
Documentación que justifique/ampare nuestra
presencia en listas de morosos.
¿Cómo funciona el scoring?
Podemos distinguir distintos tipos de scoring
(de consumo, hipotecario, de empresas), pero en todos ellos, lo que subyace es
un estudio de la probabilidad de que una operación de un importe X, para ese
cliente, finalidad, y plazo, acaba dando problemas, acabe entrando en mora. Si
esa probabilidad es inferior al limite que designe el banco, la operación será
viable, y se le dará luz verde.
Lógicamente, para hacer esos cálculos, y al
igual que hace un analista humano, estudiará el porcentaje de los ingresos en
relación con los pagos comprometidos, nuestra tasa de endeudamiento con
respecto al patrimonio, o la antigüedad de nuestro contrato laboral. todo ello
será valorado, ponderado, y tenido en cuenta conforma la formula magistral, al
algoritmo que hayan usado para construir el scoring, y que en función de las
políticas crediticias del banco será ajustado cuando proceda.
Hay que considerar que habrá una serie de
puntos críticos que, al margen de la probabilidad de mora antes citada harán
que el scoring se detenga y dé directamente como denegado. Por ejemplo, es
habitual que esto ocurra con la presencia del cliente en listas de morosos, o
determinadas profesiones, o malas experiencias crediticias con el banco en el
pasado, o, simplemente, superar determinados limites de edad, plazo de las
operaciones.
En ocasiones el problema no está en una
variable, y sí en la falta de coherencia entre varias de ellas. Por ejemplo,
que se adquiera un vehículo de lujo de alta gama de por un empleado no
especializado, o que un jubilado solicite un préstamo para iniciar un proyecto
empresarial.
Por tanto, el scoring no analiza la operación
d e un modo diferente a la que lo haría una persona, y de hecho se limita a
aplicar mecánica y fielmente el modelo de riesgos del banco. Y ahí está donde
debemos hilar fino. La información que le proporcionemos debe ser de gran
calidad, ampliamente documentada, y asegurarnos de que es convenientemente
entendida por la persona, por el gestor que lo picará en el scoring. Y si es
necesario, debemos desvirtuado justificar, también documentalmente, aquella
información de las calificadas como internas que nos perjudique. Por tanto, comunicación
y transparencia serán nuestros lemas.
¿Funciona el scoring?
Más de lo que pensamos. Todas esas ofertas de
créditos preconcedidos que recibimos particulares y pymes se construyen en base
a scorings, de un modo proactivo desde el punto de vista del banco. Cada una de
esas campañas es estudiada, sistemáticamente, para comprobar su rentabilidad y
su mora, ajustando los parámetros correspondientes en función de los
resultados.
Y es que tanto con este sistema de scoring
proactivo, como con el reactivo que surge cuando nos presentamos pidiendo
expresamente un préstamo, se está inmerso en un ciclo de aprendizaje. El
scoring aprende de sus errores, o dicho de un modo más ajustado, analiza que
operaciones han ido peor y actúa en consecuencia, a través de análisis
estadísticos. Dicho de otro modo, un buen scoring es mejor cuanto más se usa.
Conviene tener claro que al margen de que el
algoritmo de análisis sea mejor o peor, o de que las políticas crediticias que
implemente sean más o menos correctas, algo fundamental es la calidad de la
información con la que se nutre. Si la información interna no está
correctamente depurada, o si las personas que han de validar la documentación
externa que se introduce no cumplen su función con rigor, el éxito del scoring se
verá comprometido.
Y estáte seguro: estás escorinizado.
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