El presidente John F. Kennedy
es un mito de la defensa de las libertades y la democracia.
El pensamiento y las palabras
del asesinado presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, han irrumpido
también en el debate público que está teniendo lugar en las redes sobre el
referendum independentista que pretende llevar a cabo el presidente del gobierno
autonómico de Cataluña, Carles Puigdemont y su equipo de gobierno, mediante una
estrategia de desobediencia a las mismas leyes que lo auparon a esa
responsabilidad.
Y se ha producido con la cita
de un discurso que, en 1962, pronunció Kennedy para justificar el uso de las
fuerzas federales en el estado de Mississipi ante la desobediencia a una
sentencia del Tribunal Supremo, por parte del gobernador segregacionista Ross
Barnett, que había declarado inconstitucinal la segregación racial.
Barnett había prometido
acatarla pero luego se desdijo con el caso del exsoldado de color, James
Meredith, que trató de matricularse en la Universidad de Missisipi, una
universidad de blancos.
Fue una situación que guarda
un cierto paralelismo con lo que está sucediendo en Cataluña en estos momentos,
por parte de Puigdemont y de Carme Forcadell, presidenta del parlamento
catalán, ambos en franca desobediencia a la Constitución y a las decisiones de
su intérprete máximo, el Tribunal Constitucional.
La negativa de Barnett dio
lugar a una serie de disturbios en el campus de la Universidad, que provocaron
los estudiantes blancos y agitadores venidos de otros lugares.
Murió un periodista y 75
personas resultaron heridas.
El presidente Kennedy ordenó
que el Cuerpo de Marshalls de los Estados Unidos (Cuerpo de Alguaciles) -una
fuerza de seguridad estatal responsable de hacer cumplir los dictados de los
tribunales federales- tomara el control policial del Estado, desplazando así a
la Mississipi Highway Patrol, que estaba a las órdenes del gobernador Barnett.
Los Marshals fueron
reforzados con efectivos del 503 Batallón de la Policía Militar, la Policía de
Fronteras y la Guardia Nacional de Missisipi, que fue federalizada.
Tanto el presidente como el
fiscal general, su hermano Robert Kennedy, trataron, hasta el último momento,
de no hacer uso de fuerzas federales, pero al final no tuvieron más remedio más
remedio.
El presidente John F. Kennedy
en un discurso, que se convirtió en histórico, justificó la intervención con
estas palabras: “Los estadounidenses son libres, en resumen, de estar en
desacuerdo con la ley, pero no de desobedecerla. Pues en un gobierno de leyes y
no de hombres, ningún hombre, por muy prominente o poderoso que sea, y ninguna
turba por más rebelde o turbulenta que sea, tiene derecho a desafiar a un
tribunal de justicia”.
“Si este país llegara al
punto en que cualquier hombre o grupo de hombres por la fuerza o la amenaza de
la fuerza pudiera desafiar largamente los mandamientos de nuestra corte y
nuestra Constitución, entonces ninguna ley estaría libre de duda, ningún juez
estaría seguro de su mandato, y ningún ciudadano estaría a salvo de sus
vecinos”.
Contenido curado por Isabel Asolo
(Community Manager) HERAS ABOGADOS BILBAO S.L.P.
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