miércoles, 29 de noviembre de 2017

1ª DEMANDA EN ESPAÑA PARA QUE LA ANSIEDAD DERIVADA DEL AMIANTO SE RECONOZCA COMO ENFERMEDAD PROFESIONAL



 

Cinco trabajadores de la empresa Honeywell, actualmente ubicada en la Zona Franca de Barcelona, han interpuesto ​la primera demanda que se presenta en España reclamando el reconocimiento como enfermedad profesional de los trastornos de ansiedad y depresión que sufren muchas de las personas que han trabajado expuestas al amianto.

Según los expertos el punto álgido a esta enfermedad de exposición al amianto se verá a partir del 2020.

La demanda reclama a cada trabajador una indemnización de 5.000 euros para estas personas con ataque de ansiedad. “Se señala que hay infracciones claras por parte de la empresa al trabajar sin medidas preventivas lógicas y hay un resultado lesivo que es la ansiedad que sufren los trabajadores por culpa  de esta situación. La empresa debe resarcir de los daños ocasionados al trabajador en este contexto”.  No se descartan más demandas de este tipo en el futuro.

Estas personas se enfrentan a la perspectiva de pasar el resto de su vida sometidos a revisiones médicas anuales para detectar la eventual aparición de algunas de las patologías potencialmente mortales que el amianto puede causar.

Según la propia inspección de Trabajo podría haber entre 1.000 y 1100 trabajadores expuestos al amianto, un material del que nuestro país fue el máximo productor europeo y que desde 2002 se prohíbe en España trabajar con él.Honeywell acumula en lo que va de año 17 sentencias -incluyendo resoluciones del Tribunal Supremo- que responsabilizan a la empresa de las defunciones y enfermedades de ex-trabajadores provocadas por la exposición al amianto en condiciones de falta de seguridad. También ha recibido sanciones por falta de prevención de riesgos laborales.

“Los trabajadores tienen que hacer reconocimientos médicos. Los que han estado expuestos quince o veinte años al amianto saben que sus compañeros después de la revisión se han detectados diferentes dolencias, algunas derivadas con el cáncer”.

Lo que sucede es que el grado de ansiedad que tienen a la hora de hacer esos reconocimientos es muy fuerte por el miedo a la situación. Entendíamos que se podría pedir a la empresa daños y perjuicios por esa situación de ansiedad”, apunta Alex Tisminetzky, abogado del despacho Colectivo Ronda.

La demanda, que ha sido confeccionada por Colectivo Ronda con el apoyo de la Asociación de Víctimas Afectadas por el Amianto de Cataluña (AVAAC), se acaba de presentar ante los juzgados de lo social de Barcelona “sabemos que se admitirá y estamos a la espera que se señale la vista”, indica  Tisminetzky, abogado que ha llevado muchos casos similares en los últimos años. Y tiene un precedente directo en una sentencia dictada en junio de 2016 por el Tribunal Superior de Justicia de París.

La citada asociación de afectados se ha generado por la colaboración de trabajadores de algunas empresas de Catalunya  “la mayor parte de ellas de diferentes sectores, hay algunas que han hecho trenes, frenos para vehículos e incluso  estibadores que entraban el amianto por el puerto. Puede haber cientos de afectados por el amianto”.

Nuestro interlocutor nos confirma que hay dos cuestiones “una la exposición del amianto y sus efectos que se detecta unos veinte años después y la otra la ansiedad generada por la situación de verse inmersos en este tipo de situaciones. En este caso no hay enfermedad física, sino una ansiedad de los trabajadores que piensan pueden tener una enfermedad muy grave.

En Europa se es consciente del peligro de la exposición del amianto  y hay fallos judiciales cuando en una ocasión, el Alto Tribunal parisino impuso a BOSCH – empresa que absorbió la división francesa de Honeywell- la obligación de indemnizar a 80 empleados de la antigua Honeywell por “lesiones de ansiedad” en relación con la exposición al amianto que habían sufrido estos empleados.

Los trabajadores de Honeywell responsables de la demanda trabajaron diariamente, al igual que el resto de sus compañeros, en permanente contacto con el amianto, un producto que la multinacional usó en la fabricación de las pastillas de freno hasta el año 2002, cuando se hizo efectiva en España la prohibición vigente en el resto de Europa desde dos años antes de utilizar o comercializar el amianto.

Con anterioridad a esta fecha, el amianto se empleó en la fábrica de Honeywell de forma masiva y en situación de permanente incumplimiento de la normativa específica de protección de la salud de los trabajadores expuestos al amianto. Así al menos lo consideran las 17 sentencias, la mayoría ya firmes, que a lo largo de este año  han condenado a la empresa por incumplimientos en materia de protección de la salud laboral vinculados a las enfermedades y defunciones de trabajadores que formaron parte de la plantilla de Honeywell.

Falta de medidas preventivas en la empresa

La evidencia del reiterado incumplimiento de la obligación por parte de Honeywell de adoptar las pertinentes medidas de prevención contribuye de forma plenamente comprensible a acentuar la angustia de los trabajadores que aún no han enfermado pero pueden hacerlo a corto, medio o largo plazo pues las enfermedades vinculadas a la exposición al amianto presentan largos periodos de latencia, habitualmente de entre 20 y 40 años.

Siendo así, para miles y miles de trabajadores que estuvieron en contacto con el amianto antes de su prohibición en 2002 o que han seguido estándolo con posterioridad, la larga latencia de las enfermedades supone vivir con la angustia permanente de saber que en cualquier momento podrían empezar a desarrollar una patología mortal.

 

Algunas de las más habituales, como es el caso del mesotelioma o cáncer de pleura, presentan una esperanza de vida que sólo en el 20% de los casos llega a los dos años, siendo inferior para el resto de víctimas.

“Convivimos a diario con el miedo. Y el peor momento son estas revisiones anuales. Esperar el resultado y confiar que será negativo, que tendremos un año más de tregua antes de volver a pasar por este trance. Y nosotros aún tenemos suerte, nos hacen estas revisiones”, señala José Luis Gómez, vicepresidente de la Asociación de Víctimas Afectadas por el Amianto de Cataluña (AVAAC) y uno de los trabajadores que ha impulsado esta demanda pionera.

Es más, “La mayoría de personas que han estado expuestas al amianto no se benefician de estas revisiones o, incluso, ni siquiera saben que inhalaban amianto o que este material es peligroso. Pero, en cualquier caso, resulta muy angustioso saber que hasta 2040 no podremos estar seguros de no llevar en los pulmones nuestra sentencia de muerte”, explica.

“La ansiedad es un problema de salud con efectos constatables sobre nuestro bienestar y la integridad física del organismo”, explica Àlex Tisminetzky, abogado del Colectivo Ronda que asesora a los demandantes. “Y, como tal, resulta perfectamente exigible que las empresas que han expuesto sus trabajadores al amianto sin adoptar las pertinentes medidas de seguridad, se hagan cargo de indemnizar estas personas por el sufrimiento de una vida entera de angustia”.

También señala que “además, aquellas personas que han desarrollado episodios de depresión y crisis de ansiedad graves por este sufrimiento, deberían ver reconocidas sus afectaciones psicológicas con el mismo trato que se da a cualquier patología de origen laboral”.
 
Contenido curado por Isabel Asolo (Community Manager) HERAS ABOGADOS BILBAO S.L.P.

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