Cinco trabajadores de la empresa Honeywell, actualmente
ubicada en la Zona Franca de Barcelona, han interpuesto la primera demanda que
se presenta en España reclamando el reconocimiento como enfermedad profesional
de los trastornos de ansiedad y depresión que sufren muchas de las personas que
han trabajado expuestas al amianto.
Según los expertos el punto álgido a esta enfermedad de
exposición al amianto se verá a partir del 2020.
La demanda reclama a cada trabajador una indemnización de
5.000 euros para estas personas con ataque de ansiedad. “Se señala que hay
infracciones claras por parte de la empresa al trabajar sin medidas preventivas
lógicas y hay un resultado lesivo que es la ansiedad que sufren los
trabajadores por culpa de esta
situación. La empresa debe resarcir de los daños ocasionados al trabajador en
este contexto”. No se descartan más
demandas de este tipo en el futuro.
Estas personas se enfrentan a la perspectiva de pasar el
resto de su vida sometidos a revisiones médicas anuales para detectar la
eventual aparición de algunas de las patologías potencialmente mortales que el
amianto puede causar.
Según la propia inspección de Trabajo podría haber entre
1.000 y 1100 trabajadores expuestos al amianto, un material del que nuestro
país fue el máximo productor europeo y que desde 2002 se prohíbe en España
trabajar con él.Honeywell acumula en lo que va de año 17 sentencias -incluyendo
resoluciones del Tribunal Supremo- que responsabilizan a la empresa de las
defunciones y enfermedades de ex-trabajadores provocadas por la exposición al
amianto en condiciones de falta de seguridad. También ha recibido sanciones por
falta de prevención de riesgos laborales.
“Los trabajadores tienen que hacer reconocimientos médicos.
Los que han estado expuestos quince o veinte años al amianto saben que sus
compañeros después de la revisión se han detectados diferentes dolencias,
algunas derivadas con el cáncer”.
Lo que sucede es que el grado de ansiedad que tienen a la
hora de hacer esos reconocimientos es muy fuerte por el miedo a la situación.
Entendíamos que se podría pedir a la empresa daños y perjuicios por esa
situación de ansiedad”, apunta Alex Tisminetzky, abogado del despacho Colectivo
Ronda.
La demanda, que ha sido confeccionada por Colectivo Ronda
con el apoyo de la Asociación de Víctimas Afectadas por el Amianto de Cataluña
(AVAAC), se acaba de presentar ante los juzgados de lo social de Barcelona
“sabemos que se admitirá y estamos a la espera que se señale la vista”,
indica Tisminetzky, abogado que ha
llevado muchos casos similares en los últimos años. Y tiene un precedente
directo en una sentencia dictada en junio de 2016 por el Tribunal Superior de
Justicia de París.
La citada asociación de afectados se ha generado por la
colaboración de trabajadores de algunas empresas de Catalunya “la mayor parte de ellas de diferentes
sectores, hay algunas que han hecho trenes, frenos para vehículos e
incluso estibadores que entraban el
amianto por el puerto. Puede haber cientos de afectados por el amianto”.
Nuestro interlocutor nos confirma que hay dos cuestiones
“una la exposición del amianto y sus efectos que se detecta unos veinte años
después y la otra la ansiedad generada por la situación de verse inmersos en
este tipo de situaciones. En este caso no hay enfermedad física, sino una
ansiedad de los trabajadores que piensan pueden tener una enfermedad muy grave.
En Europa se es consciente del peligro de la exposición del
amianto y hay fallos judiciales cuando
en una ocasión, el Alto Tribunal parisino impuso a BOSCH – empresa que absorbió
la división francesa de Honeywell- la obligación de indemnizar a 80 empleados
de la antigua Honeywell por “lesiones de ansiedad” en relación con la
exposición al amianto que habían sufrido estos empleados.
Los trabajadores de Honeywell responsables de la demanda
trabajaron diariamente, al igual que el resto de sus compañeros, en permanente
contacto con el amianto, un producto que la multinacional usó en la fabricación
de las pastillas de freno hasta el año 2002, cuando se hizo efectiva en España
la prohibición vigente en el resto de Europa desde dos años antes de utilizar o
comercializar el amianto.
Con anterioridad a esta fecha, el amianto se empleó en la
fábrica de Honeywell de forma masiva y en situación de permanente
incumplimiento de la normativa específica de protección de la salud de los
trabajadores expuestos al amianto. Así al menos lo consideran las 17
sentencias, la mayoría ya firmes, que a lo largo de este año han condenado a la empresa por
incumplimientos en materia de protección de la salud laboral vinculados a las
enfermedades y defunciones de trabajadores que formaron parte de la plantilla
de Honeywell.
Falta de medidas preventivas en la empresa
La evidencia del reiterado incumplimiento de la obligación
por parte de Honeywell de adoptar las pertinentes medidas de prevención
contribuye de forma plenamente comprensible a acentuar la angustia de los
trabajadores que aún no han enfermado pero pueden hacerlo a corto, medio o
largo plazo pues las enfermedades vinculadas a la exposición al amianto
presentan largos periodos de latencia, habitualmente de entre 20 y 40 años.
Siendo así, para miles y miles de trabajadores que estuvieron
en contacto con el amianto antes de su prohibición en 2002 o que han seguido
estándolo con posterioridad, la larga latencia de las enfermedades supone vivir
con la angustia permanente de saber que en cualquier momento podrían empezar a
desarrollar una patología mortal.
Algunas de las más habituales, como es el caso del
mesotelioma o cáncer de pleura, presentan una esperanza de vida que sólo en el
20% de los casos llega a los dos años, siendo inferior para el resto de
víctimas.
“Convivimos a diario con el miedo. Y el peor momento son
estas revisiones anuales. Esperar el resultado y confiar que será negativo, que
tendremos un año más de tregua antes de volver a pasar por este trance. Y
nosotros aún tenemos suerte, nos hacen estas revisiones”, señala José Luis
Gómez, vicepresidente de la Asociación de Víctimas Afectadas por el Amianto de
Cataluña (AVAAC) y uno de los trabajadores que ha impulsado esta demanda
pionera.
Es más, “La mayoría de personas que han estado expuestas al
amianto no se benefician de estas revisiones o, incluso, ni siquiera saben que
inhalaban amianto o que este material es peligroso. Pero, en cualquier caso,
resulta muy angustioso saber que hasta 2040 no podremos estar seguros de no
llevar en los pulmones nuestra sentencia de muerte”, explica.
“La ansiedad es un problema de salud con efectos
constatables sobre nuestro bienestar y la integridad física del organismo”,
explica Àlex Tisminetzky, abogado del Colectivo Ronda que asesora a los
demandantes. “Y, como tal, resulta perfectamente exigible que las empresas que
han expuesto sus trabajadores al amianto sin adoptar las pertinentes medidas de
seguridad, se hagan cargo de indemnizar estas personas por el sufrimiento de
una vida entera de angustia”.
También señala que “además, aquellas personas que han
desarrollado episodios de depresión y crisis de ansiedad graves por este
sufrimiento, deberían ver reconocidas sus afectaciones psicológicas con el
mismo trato que se da a cualquier patología de origen laboral”.
Contenido curado por Isabel Asolo (Community Manager) HERAS ABOGADOS BILBAO S.L.P.
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