Conocer el alcance de las responsabilidades y verificar el acta
antes de aprobarla o disponer de la mejor información ante una toma de
decisión, son algunas de las recomendaciones para un consejero.
Los últimos cambios legislativos han incrementado notablemente
el abanico de peligros a los que se enfrenta un consejero. Las modificaciones
regulatorias, especialmente las realizadas en la Ley de Sociedades de Capital
(LSC), el Código Penal y el Código de Buen Gobierno, han propiciado que los
aspirantes a consejeros deban realizar un análisis de riesgos profundo antes de
aceptar el puesto.
Esta investigación permitirá evitar la mala praxis y que ésta
pueda llevar al consejero a perder todo su patrimonio e, incluso, a enfrentarse
a responsabilidades muy gravosas, aun cuando la decisión adoptada no sea
malintencionada. Frente a estos posibles peligros, José Luis Moreno, director
del nuevo servicio de asesoramiento a consejeros de EY, determina los diez
aspectos más importantes en los que debe fijarse un consejero antes de aceptar
el puesto o frente a una toma de decisión crucial del consejo de administración
en el que participe.
Misión y responsabilidad. Antes
de dar el paso y optar por un puesto de consejero, es importante conocer
exactamente la misión que se deberá cumplir y el alcance de su responsabilidad
en la toma de decisiones discrecionales, estratégicas y de negocio. "El
fomento de la transparencia en el seno de los consejos ha provocado un incremento
de responsabilidad en los ámbitos legales, fiscales, regulatorios, financieros
y operativos", apunta Moreno. De hecho, la reforma de la LSC, de diciembre
de 2014, amplió significativamente las responsabilidades de los consejeros
desde un punto de vista mercantil y civil, a la vez que crecieron sensiblemente
las penas y multas contempladas en el nuevo Código Penal.
Conocimientos. Resulta esencial contar
con los conocimientos adecuados para formar parte de un consejo de
administración. "Pueden existir carencias en la formación de los
consejeros y, por esa razón, es esencial potenciar estos conocimientos de cada
uno de ellos, para una toma de decisiones correcta. Pero esto no será un
eximente en caso de conflicto jurídico".
Protocolos. "Un futuro consejero debe
preguntar si la empresa cuenta con protocolos fijos en la toma de decisiones.
Rechazar formar parte de un consejo al no existir estos sistemas es lo más
adecuado que se puede hacer". Estos protocolos son una especie de puerto
seguro, que favorece el que siempre se actúe de la misma manera ante un mismo
suceso, lo que les convierte en un seguro de vida si un juez termina revisando
una decisión del consejo.
Seguros. Otro asunto que debe de tener en
cuenta un vocal, según explica Moreno, es conocer las coberturas, exclusiones y
límites del seguro de responsabilidad en la compañía. "Es importante leer
atentamente estos seguros y si no se está conforme con las cláusulas de
cobertura o la cuantía, decirlo para tratar de alcanzar un acuerdo con la empresa
y cambiarlo".
Dedicación casi exclusiva. Los
nuevos riesgos que corre un consejero provocan que esta figura tienda a
profesionalizarse y que se conceda la dedicación adecuada al cargo. "Un
buen consejero, que pretende hacer su labor correcta y diligentemente, no
debería formar parte de más de dos o tres consejos. Para preparar las reuniones
y los temas que se van a tratar se necesita tiempo suficiente de investigación.
Ampliar el espectro de participación en otros consejos no siempre es una buena
idea".
Conocer la agenda. El
letrado cree que otro tema que debe dominar un consejero es el conocimiento de
la agenda que se va a tratar en las reuniones. "Muchas veces se llevan al
consejo materias que no dependen de este órgano o se omiten puntos relevantes.
Es importante enumerar esta suma o resta de temas y hacerlo constar en el
acta".
Información adecuada "Es
necesario contar con la mejor información en el momento en el que se tome la
decisión. Es importante ir bien preparado al consejo y, de hecho, un consejero
tiene el deber de exigir y el derecho de recabar de la empresa toda la
información que necesite para adoptar la mejor decisión".
Preguntas y conflictos. El
buen administrador es aquel que hace las preguntas adecuadas en las materias
más sensibles y que, según las respuestas que obtenga, decida votar a favor o
en contra de la materia que se esté tratando. El letrado apunta que si alguno
de los temas tratados genera un conflicto de intereses para el consejero, éste
debe de señalarlo durante la reunión para que conste en acta y quede eximido de
la votación.
Oposición. "En decisiones habituales,
el voto en contra de una decisión que no parece la más correcta y su anotación
en el acta es suficiente para dejar patente un desacuerdo. Sin embargo, en
decisiones esenciales, como una fusión o una adquisición que puedan cambiar el
destino de una empresa, es preferible manifestar una oposición abierta, que
conste en el acta, y, en caso extremo, abandonar el consejo".
Acta. Un último aspecto esencial para
un consejero, y no por eso menos importante, es que se verifique que el acta de
la sesión del consejo recoja correctamente los acuerdos alcanzados y las
intervenciones relevantes. "Aprobar un acta sin leerlo es un suicidio.
Este documento es la foto fija del consejo y éste será el primer documento que
solicitará un juez en caso de conflicto".
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