I. CONCEPTO
El patrón oro es un sistema de determinación del tipo de cambio
en el que las autoridades monetarias de cada país fijan el precio de sus
monedas en términos de oro, éstas son libremente convertibles en oro, se
permite la libre exportación e importación de oro y cada país mantiene sus
reservas exteriores en este metal precioso.
En el sistema de patrón oro se establecen tipos de cambio fijos
entre todos los pares de divisas que forman parte del sistema. En concreto, el
tipo de cambio que se establece entre dos monedas viene determinado a partir de
la cantidad de oro por la que se intercambia cada moneda.
Su período de mayor éxito estuvo comprendido entre 1870 y 1914,
aunque muchos países intentaron, sin éxito, su restablecimiento al finalizar la
Primera Guerra Mundial.
II. LOS ORÍGENES DEL PATRÓN ORO
El patrón oro tuvo su origen en el uso de las monedas de oro
como dinero, es decir, como medio de cambio, unidad de cuenta y depósito de
valor. Aunque el oro había sido utilizado como dinero desde la antigüedad, el
patrón oro, como institución legal, tiene su origen en 1819, cuando el
Parlamento británico aprobó la Resumption Act, mediante la cual se reanudaba la
práctica de cambiar el papel moneda por oro a un precio fijo. Esta ley fue el
primer paso hacia un verdadero patrón oro porque, simultáneamente, abolía las
restricciones que durante largo tiempo existieron en Gran Bretaña sobre la
exportación de oro.
Más avanzado el Siglo XIX, Alemania, Japón y otros países
también adoptaron el patrón oro. Los Estados Unidos se unieron efectivamente al
patrón oro en 1879 y en 1900 institucionalizaron los vínculos entre el dólar y
el oro.
En la segunda mitad del Siglo XIX Gran Bretaña era el líder
económico del mundo y debido a su supremacía en el comercio internacional y al
avanzado desarrollo de sus instituciones financieras, Londres se convirtió en
el centro del sistema financiero internacional del patrón oro.
III. EL FUNCIONAMIENTO DEL PATRÓN ORO
Los requisitos fundamentales del patrón oro para su
funcionamiento son que los países que lo establezcan:
·
• Deben
mantener el valor de su unidad monetaria igual a una cierta cantidad de oro.
·
• Deben
aceptar la conversión de las monedas por oro.
·
• Deben
permitir la libre exportación e importación de oro.
·
• Deben
constituir sus reservas centrales con oro.
Bajo los anteriores acuerdos, el patrón oro, al establecerse la
paridad de cada divisa en términos de oro, establece unos tipos de cambio fijos
entre las monedas. Por ejemplo, si la Reserva Federal estadounidense establecía
el precio en dólares del oro en 45 dólares la onza, y el Banco Central de
Inglaterra fijaba el precio del oro en 15 libras esterlinas por onza, el tipo
de cambio del dólar respecto a la libra sería de 3 dólares por libra, resultado
de dividir 45 dólares por onza de oro entre 15 libras por onza.
El tipo de cambio cruzado entre dos monedas bajo el patrón oro
tan sólo podía diferir de un país a otro en un estrecho margen, ya que en caso
contrario se producían operaciones de arbitraje que eliminarían las diferencias
de cotización. La amplitud de los márgenes venía determinada por los costes de
transporte del oro y de las primas de seguro durante el trayecto y, en
cualquier caso, eran bastante estrechos.
IV. EL EQUILIBRIO EXTERNO Y SU AJUSTE BAJO EL PATRÓN ORO
Con el patrón oro es responsabilidad de las autoridades
monetarias preservar la paridad oficial entre la moneda del país y el oro, y
para ello el banco central precisa mantener un nivel adecuado de reservas en
forma de oro.
Los bancos centrales trataban de evitar la existencia de
importantes desequilibrios en la balanza de pagos, entendida ésta como la suma
de la balanza por cuenta corriente más los componentes de la cuenta financiera
que no son reservas. Y dado que las reservas exteriores tomaban la forma de
oro, los superávit o déficit en la balanza de pagos tenían que ser financiados
mediante el envío de oro entre bancos centrales.
Consecuentemente, para las autoridades económicas el equilibrio
de la balanza de pagos se convierte en un objetivo importante de política
económica, pero entendido éste no como equilibrio en la balanza por cuenta
corriente, sino como una situación en la que el banco central no ganara ni, en
especial, perdiera oro a un ritmo que condujera al agotamiento de sus reservas
exteriores.
Estos movimientos de oro entre países consecuencia de los
desequilibrios en la balanza de pagos constituían un mecanismo automático de
ajuste, que contribuía a conseguir de manera simultánea el equilibrio en la
balanza de pagos de los distintos países que integraban el sistema. Este
mecanismo de ajuste fue ya descrito a mediados del Siglo XVIII por David Hume y
se ha conocido bajo la denominación de mecanismo del ajuste “flujo de
especie-precio”.
Las fuerzas que ponen en movimiento el mecanismo de ajuste que
conduciría a un reequilibrio de la balanza de pagos son las variaciones en la
cantidad de dinero y los efectos inducidos por éstas. Por ejemplo, supongamos
que un país A tiene un superávit en su cuenta corriente que es mayor que el
déficit de su cuenta de capital, excluidas las reservas. Por tanto, se
producirán entradas de reservas internacionales, es decir, de oro. Estos flujos
internacionales de oro reducen las ofertas monetarias en el exterior y aumentan
la del país A. Estos flujos de oro reducen automáticamente las ofertas
monetarias en el exterior y aumentan la del país A, empujando a la baja los
precios exteriores y al alza los nacionales.
El aumento de los precios en el país A junto con la caída
simultánea de los precios en el resto del mundo –es decir, una apreciación real
de la moneda del país A- reduce la demanda extranjera de bienes y servicios del
país A e incrementa la demanda de productos extranjeros. Esta desviación de la
demanda actúa en el sentido de reducir el superávit por cuenta corriente del
país A y el déficit de los países extranjeros. En consecuencia, llegará un
momento en que cesarán los movimientos de reservas, equilibrándose las balanzas
de pagos.
V. EL FUNCIONAMIENTO DEL PATRÓN ORO EN LA PRÁCTICA
El ajuste suave y automático hacia el equilibrio en las balanzas
de pagos que en teoría debía darse bajo el sistema de patrón oro no respondió
del todo a la realidad. De hecho, muchos países violaron frecuentemente las
reglas del sistema y esterilizaron los flujos de oro, esto es, vendían activos
nacionales cuando las reservas extranjeras estaban creciendo y compraban
activos nacionales cuando descendían. Esta intervención generalizada de los
países en las exportaciones de oro privado socavó también el sistema.
El sistema patrón oro pretendía, mediante la fijación de los
precios de las monedas en términos de oro, limitar el crecimiento monetario de
la economía mundial y estabilizar los niveles de precios mundiales. Sin
embargo, en el período de vigencia del sistema de patrón oro, los niveles de
precios nacionales se movieron a corto plazo de modo impredecible, al sucederse
períodos de inflación y de deflación. Además, el patrón oro no parece que
consiguiera asegurar el pleno empleo.
En definitiva, el hecho de que en el sistema de patrón oro se
subordinara la estabilidad interna a los objetivos externos, hizo que se
produjera una importante inestabilidad interna a corto plazo.
VI. MODALIDADES DEL PATRÓN ORO
Dependiendo de la forma en que se establezca la conversión de la
moneda en oro es posible diferenciar tres sistemas de patrón oro:
·
• Patrón
oro clásico. El país en cuestión se compromete a acuñar monedas y a cambiar
billetes por oro y viceversa, siempre que los particulares lo exijan. Este fue
el sistema utilizado por Gran Bretaña, y la mayor parte de los países, hasta
1914.
·
• Patrón
lingotes oro. El país se compromete a cambiar oro en billetes y viceversa, pero
sólo por encima de una cantidad mínima y en múltiplos de la misma. Fue el
aplicado por Gran Bretaña cuando retornó al patrón oro en 1925.
·
• Patrón
cambios oro. El país en cuestión mantiene su paridad comprando y vendiendo
divisas de otros países que mantengan el patrón oro en una de sus dos formas
anteriores. Este es el sistema de patrón oro que llegó a adquirir una gran
importancia en años previos a la Gran Depresión
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