jueves, 10 de marzo de 2016

EL VERDADERO OBJETIVO DE LOS TIPOS NEGATIVOS EN EUROPA


A los bancos y a las aseguradoras no les gusta, los prestatarios ven poco o ningún beneficio en ella, y los ahorradores y los pensionistas temen que su dinero se esfume por su causa: La política de tipos de interés negativos es tan poco popular como misteriosa.
Todo apunta a que el Banco Central Europeo recortará aún más los tipos esta semana, pero nadie sabe exactamente hasta qué punto la medida va a servir de ayuda. La respuesta más simple es que esta política está destinada a acercar el actual nivel de inflación de -0,2% al objetivo por debajo, pero cercano al 2%. Sin embargo, la inflación es también la respuesta más importante, aunque haya pruebas de que los tipos negativos no consiguen estimular el crecimiento a través del préstamo y de que las devaluaciones monetarias competitivas no perduran en el tiempo. La inflación es una parte vital del esfuerzo por reducir la carga de deuda de las economías europeas. Esto se refiere sobre todo a los gobiernos del sur de Europa, más vulnerables a otra crisis, pero también a países con un elevado endeudamiento del sector privado, como Francia, Bélgica y Holanda. Un bajo nivel de inflación, sobre todo si se prolonga durante mucho tiempo, significa que la carga de deuda persiste, lo que hace que se dediquen más recursos al desapalancamiento, deteriorando el crecimiento. Por tanto, el crecimiento económico nominal y la inflación podrían ser más importantes que el crecimiento económico real, al menos a corto plazo. La realidad es que, aunque el crecimiento real se puede estimular aumentando los préstamos, no está ocurriendo porque los tipos negativos afectan a la rentabilidad bancaria.
En gran parte del norte de Europa, los tipos negativos no están recortando el coste de los préstamos porque los bancos son incapaces de trasladar los costes derivados de los tipos negativos a los pequeños ahorradores. De hecho los costes hipotecarios ya han subido en Suiza a pesar de los tipos negativos y el aumento del coste del crédito es probable que acabe asentándose en países como Alemania, Francia y Holanda, según Barclays.
Cuanto más tiempo permanezcan los tipos en valores negativos, peor será el efecto probablemente sobre los beneficios bancarios. Las ganancias sobre sus carteras de bonos caerán, o pueden incluso convertirse en un coste. Sus costes de financiación sobre la deuda junior y algunas formas de capital bancario pueden aumentar si crece la preocupación de los inversores por la pérdida de dividendos o de pagos de cupones. Un efecto positivo visible de los tipos negativos es la reducción de los costes de financiación para los gobiernos. El rendimiento de la deuda pública a dos años en España e Italia es inferior a cero; la factura de Alemania por el pago de la deuda se ha desplomado. Pero parece difícil que puedan aplicarse estímulos fiscales en la eurozona, teniendo en cuenta la oposición de Alemania. Y la reducción de las presiones por el pago de la deuda también puede permitir a los gobiernos eludir decisiones difíciles que podrían estimular el crecimiento a largo plazo.
Europa se encuentra en una situación difícil, y los tipos negativos no benefician una situación de débil crecimiento. Pero la política aún podría influir positivamente en la inflación animando a los ciudadanos y a las compañías a gastar efectivo, con lo que aumentaría la velocidad de circulación del dinero, o mejorando las expectativas de inflación. Y la alternativa, si el BCE optara por no mover ficha, es arriesgarse a ajustar aún más las condiciones financieras que hacen que el objetivo sea aún más difícil de conseguir. Lo que está claro es que, sin un aumento de la inflación a corto plazo, cuesta trabajo ver cómo Europa puede resolver su problema de endeudamiento.


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