jueves, 29 de enero de 2015

EFECTO ENERO


El "efecto enero" o "efecto cambio de año" se encuentra dentro de los fenómenos que se conocen como "Anomalías de Calendario", y consiste en que durante los últimos días del mes de diciembre la cotización de las empresas en Bolsa tiende a bajar, produciéndose en el mes de enero rentabilidades anormalmente elevadas respecto a las del resto del año. En concreto, parece ser que esta anomalía se manifiesta en el período comprendido entre el último día de diciembre y los cinco primeros días de negociación del mes de enero, y que afecta principalmente a las empresas de menor tamaño, al ser sus cotizaciones más volátiles.
Además, según este efecto, el comportamiento que tenga la Bolsa durante esos primeros días del mes de enero será el patrón que siga durante todo el año. Es decir, es muy probable que el ejercicio sea alcista si tras la finalización de la quinta sesión de dicho mes, la Bolsa registra ganancias. Así, según numerosos estudios, este efecto se ha cumplido en 28 de las 33 últimas veces, siendo enero un mes positivo en la mayoría de los casos, salvo en contadas ocasiones como la crisis del petróleo del 73 o el año 2008. Año que muestra especialmente el claro acierto de esta anomalía, pues en medio de un optimismo imperante, en el que nadie esperaba una profunda crisis, el mes de enero fue devastador, con fortísimas caídas que, según este efecto, anticipaban un fuerte año bajista, como realmente ocurrió.
 CAUSAS
Esta tendencia del mercado se ha intentado explicar por algunos factores, entre los que cabe destacar los siguientes.
1. Hipótesis de pérdidas fiscales o hipótesis impositiva
Una posible explicación a esta anomalía es la existencia de motivos fiscales. Es decir, el hecho de que determinados agentes sigan una estrategia inversora consistente en vender aquellos títulos que al finalizar el año, tuvieran pérdidas en sus cotizaciones para obtener minusvalías. Un comportamiento agregado de los inversores acentuaría aún más la caída de las cotizaciones, que volverían a su valor de equilibrio posteriormente, cuando los agentes reconstruyeran sus carteras comprando nuevos títulos.
De este modo, aprovechando una imperfección del mercado podría establecerse una estrategia de inversión con la que obtener beneficios extraordinarios, consistente en comprar valores de compañías cuyos precios alcanzasen mínimos anuales en la última semana de diciembre para venderlos posteriormente en enero.
2. La hipótesis "window dressing" o "maquillaje de carteras"
Es otro factor que contribuye a explicar el "efecto enero". Según esta hipótesis, el comportamiento de los gestores profesionales es radicalmente distinto entre el final de un año y el principio del siguiente. De este modo, durante el mes de diciembre llevarían a cabo una política de inversión menos arriesgada que contribuyera a presentar un informe anual favorable a sus intereses profesionales. Para ello pueden utilizar distintas estrategias de maquillaje, siendo la más utilizada la denominada mark-up, consistente en vender al final del año aquellos activos que no han sido populares para que no aparezcan como componentes de la cartera al publicar el informe anual, y comprar aquéllos que sí han sido populares. De este modo se maquillaría la composición real de la cartera a lo largo del año.
Las razones que mueven a los gestores profesionales a llevar a cabo dicha estrategia son muy diversas:
·         - Al final de año se evalúa la gestión anual que han llevado a cabo: no sólo se analizan los resultados de las carteras, sino también su composición.
·         - La composición de las carteras puede captar a nuevos clientes, atraídos por las estimaciones de rentabilidad-riesgo ofrecidas, por lo que deben ofertarse carteras llamativas y populares.
Una vez realizada la evaluación y captados los clientes, el incentivo de maquillaje de carteras habría desaparecido, y comenzaría otra etapa en la que la política de inversiones sería tremendamente agresiva con el objetivo de superar sus benchmarks, obteniendo así mejores resultados.
Si la mayoría de los agentes profesionales que operan en el mercado confían en que se produzca el "efecto enero", harán aún más agresivas sus estrategias a principios de año para beneficiarse de dicho fenómeno.
El principal problema para detectar si realmente los agentes institucionales realizan estrategias de maquillaje de sus carteras es el hecho de que sólo se dispone de información sobre la composición de las mismas al final de año, por lo que exclusivamente será posible realizar comparaciones de la cartera del final de un período con la cartera del final de otro, que serán parecidas al estar motivados por políticas de inversión poco arriesgadas.
Factor psicológico
Está relacionado con el reajuste de carteras. Los inversores forman su cartera sabiendo que si la inversión se realiza en enero, los errores podrán ser enmendados en los once meses del año restantes.
 Otros factores
·         - En diciembre suelen hacerse numerosas aportaciones a planes de pensiones, dinero que será invertido a comienzos del año próximo.
·         - A final de año hay numerosas fiestas que acortan el mes de diciembre, lo que ocasiona que muchas decisiones sean pospuestas para el año siguiente.
·         - Al terminar el año aumenta también la información relativa a los valores cotizados. Se elaboran las cuentas anuales de las compañías, los informes anuales de los fondos de inversión, etc.
La mayor parte de los factores expuestos para el "efecto enero" parecen confirmar la existencia de una actividad en los mercados más elevada de lo normal alrededor del cambio de año. Sin embargo, esta idea ha sido rebatida y rechazada por gran cantidad de estudiosos, pues equivale a suponer un comportamiento de los agentes sistemáticamente irracional.
Así, este comportamiento del mercado tiene una gran importancia y es considerado anómalo o irracional porque ni el hecho de que llegue al mercado nueva información a final y principios de año, ni el razonamiento basado en motivos fiscales o el maquillaje de carteras anteriormente expuestos, aportan explicaciones satisfactorias para que esto ocurra sistemáticamente cada año.
IMPLICACIONES
La existencia de este comportamiento estacional en los mercados de valores tiene importantes implicaciones para la teoría financiera, especialmente para la teoría del mercado eficiente, pues arroja dudas sobre la misma al ser posible la obtención de beneficios extraordinarios siguiendo una serie de estrategias de inversión. De este modo, el "efecto enero" es considerado por muchos como un indicador de ineficiencia en el mercado financiero, al suponer un duro golpe a la hipótesis débil de eficiencia, y especialmente al modelo del Random Walk.
Para aprovechar la existencia del "efecto enero" pueden utilizarse diversas estrategias.
·         a) Futuros financieros: Como consecuencia del "efecto enero" se espera que a principios de dicho mes las empresas de baja capitalización obtengan por término medio rendimientos más altos. Por lo que dicho efecto podrá aprovecharse en aquellos mercados muy desarrollados, como el norteamericano, que permitan la negociación en futuros sobre índices de distinta caracterización. La estrategia inversora consistiría en comprar aquel contrato sobre un índice que se base en el valor de las empresas de reducido tamaño, y vender el contrato de futuros sobre el índice que plasme la situación de las grandes empresas. Sin embargo, en España no será posible sacar partido de este modo del "efecto enero", al permitirse la negociación en futuros exclusivamente sobre el índice IBEX 35.
·         b) Opciones sobre índices: El objetivo en este caso sería el mismo, cambiaría la estrategia inversora que consistiría en comprar opciones call sobre un índice basado en el valor de las empresas de reducido tamaño, y opciones put sobre el índice que recoja la valoración de las grandes empresas. Sin embargo, en el mercado español nos encontraríamos con el mismo problema que en el caso anterior.
·         c) Fondos de inversión: Para aprovechar el "efecto enero", otra posible estrategia a seguir sería obtener a finales de año participaciones de fondos especializados en la inversión en acciones de empresas de reducido tamaño para posteriormente, a finales de enero, cerrar dichas posiciones obteniendo posiciones en fondos más conservadores.
·         d) Acciones ordinarias individuales: Otra posibilidad sería comprar en la segunda quincena de diciembre acciones de empresas de baja capitalización o aquéllas con precios muy por debajo de sus máximos de 52 semanas para proceder a venderlas a mitad del mes de enero, una vez finalice el efecto. Esta vía es la mejor para exprimir al máximo el "efecto enero" pues da mayor libertad al inversor, el problema es el coste en comisiones en que se incurre.


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