lunes, 12 de mayo de 2014
CABALLERO BLANCO
Cuando se produce el lanzamiento de una OPA hostil de una empresa sobre otra, y especialmente cuando la que lanza la OPA es una entidad de un tamaño superior al de la entidad afectada, esta última puede utilizar diferentes estrategias defensivas. Una de ellas, bastante habitual es la de encontrar un comprador al que los accionistas actuales le vendan total o parcialmente la empresa.
Lógicamente, esta estrategia es casi de las últimas a elegir por parte de la entidad afectada, puesto que de hecho supone la pérdida de control de la empresa por parte del Consejo de Administración. Se elegirá un poco “a la desesperada”, cuando se vea que es imposible resistir el ímpetu de la entidad oferente, y se prevea que con una probabilidad elevada, la entidad oferente va a lograr que la OPA tenga éxito.
En general, en el mundo de los negocios no hay buenos samaritanos, y si una empresa asume el papel de “salvadora” de otra, no lo va a hacer gratis. Bien es cierto, que si el “caballero blanco” recibe información confidencial de la empresa afectada, y esta colabora con él en todo lo necesario, y da un informe positivo para la OPA competidora que lance dicho “caballero”, este puede estar proclive a mantener los puestos de trabajo a los ejecutivos, a mantener a algunos de los consejeros, e incluso a pagar una “jubilación de oro” al actual presidente del Consejo, pero estos pactos no se pueden poner por escrito, y una vez que ha finalizado la OPA, y el “caballero blanco” ha obtenido su objetivo, todo puede pasar.
Por otro lado, no existe nada menos fiel que el dinero, y al final, el “caballero blanco” tendrá que superar la oferta de otras entidades oferentes, por lo que el precio que pague será lógicamente un precio alto, propio de las OPA s hostiles, por lo que la ayuda de la entidad afectada tendrá un valor limitado, ya que el control no se ganará nada más que pagando un precio más alto que los demás.
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