Texto recogido para
nuestros lectores en el Diario Jurídico
Son muchos ya los afectados por las llamadas tarjetas
revolving o revolventes, un producto financiero que permite fraccionar los
pagos, se renueva de forma automática y lo más importante: de acuerdo con el
Tribunal Supremo, pueden ser consideradas una forma de usura.
Una tarjeta revolving es una tarjeta enfocada para la compra
de un determinado bien y es ofertada por la propia empresa mediante un acuerdo
con una entidad financiera (co-branding) para financiar dicho producto o
servicio en concreto, donde el crédito es renovado mensualmente.
Un viaje, comprar una lavadora o cambiar la decoración del
salón… Estas tarjetas son habitualmente utilizadas para realizar una serie de
pagos extraordinarios ante situaciones en las que el cliente no dispone de
liquidez inmediata sobre unos servicios o productos específicos.
Comercializadas por empresas como Wizink, Cetelem,
Carrefour, Cofidis, Caixa Bank, Alcampo…. La lista es interminable y cada vez
más los usuarios que las utilizan.
Las 6 trampas de las tarjetas revolving
Lograr una tarjeta revolving es tan fácil como hacer una
simple búsqueda por Internet. Son decenas las empresas que las comercializan y
siempre bajo anuncios tan atrayentes como “Rápido, fácil y con descuentos”. La
realidad, sin embargo es otra.
Desde Reclama Por Mí hemos detectado las grandes seis
trampas que esconden las tarjetas revolving y que los bancos y entidades que
las comercializan nunca contarán:
Intereses muy por
encima de los del mercado: 2, 3 y 4 veces superiores al interés medio concedido
por el Banco de España. El interés nominal anual en la mayoría de los afectados
es superior al 20% sin contar las comisiones que surjan durante el contrato,
entre las cuales encontramos: comisión apertura, gastos de formalización
notarial, gastos devengados por avales concedimos por entidades diferentes a las
que concede el préstamo, primas de seguro concertadas a favor de la entidad con
un tercero, comisión de estudio… que deben sumarse al nominal y quedando un TAE
por encima del 24% en la mayoría de las tarjetas. En alguno de los casos
recibidos y gestionados por Reclama Por Mí se han encontrado intereses del
40,87% TAE.
Falta de
transparencia: Muchos de los titulares de este tipo de tarjetas desconocen lo
que les queda por pagar o llevan años pagando y, pese a que han devuelto el
crédito principal con creces, la deuda sigue existiendo de forma perpetua.
Cuando además preguntan lo que les queda por pagar no hay respuesta o si la
hay, ésta es confusa y no coincide con el tiempo que llevan pagando y la deuda
que contrajeron.
Una deuda que
nunca acaba. Ese es el denominador común del que se quejan la mayoría de los
afectados por tarjetas revolving. Los abusivos intereses hacen que, por muchas
mensualidades que se abonen del préstamo inicial, este siga y siga.
Acoso: La mayoría
de los afectados sufre una absoluta persecución por parte de la entidad que les
ha concedido el préstamo. Algunos aseguraban que recibían constantes llamadas al día incluso a su trabajo o
familiares indicando que debían dinero a la entidad y amenazando literalmente
con “quitarles la casa”. Muchos de ellos se niegan a pagar por no tener el
dinero o pensar que con creces habían saldado su deuda.
Usura. El Tribunal
Supremo considera que si se cumplen los requisitos para considerar que un
crédito infringe la Ley de Represión de la Usura se deberán considerar abusivos
y por tanto nulos. La norma, dictada en 1908, no pone límites precisos pero sí
fija los requisitos para considerar que un préstamo es leonino: lo será aquel
que fije un interés “notablemente superior al normal del dinero” y que sea
“manifiestamente desproporcionado con las circunstancias del caso”. A día de
hoy casi todas las Audiencias de España, entre ellas Madrid, Barcelona, Toledo,
Tarragona, Bizkaia, Palma de Mallorca, León, Valladolid y Oviedo, se han pronunciado
con una respuesta casi unánime: los préstamos con un TAE superior al 20% son
usurarios y por lo tanto son nulos.
No estás solo.
Muchas veces, el usuario por impotencia frente a la entidad que le ha
comercializado la tarjeta revolving o por simple desconocimiento, cree que no
puede hacer nada para acabar con tan complicada situación. No es así. Cada vez
son más las personas que deciden reclamar las tarjetas revolving y,
afortunadamente, cada vez son más las que consiguen acabar con la pesadilla.
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